He meditado este tema y conversado mucho con mi familia, compañeros, amigos, etc.
A todos la vocación es algo que nos preocupa. Un amigo lo comparó con un tesoro que algunos lo tienen desde pequeñitos y otros creen no tenerlo o tenerlo en algún lugar perdido, aunque recuerdan que lo vieron alguna vez. Yo estoy segura de que si que es un tesoro.
Para mi, ese tesoro es cada uno de nosotros. A todos los que estamos aquí “ya” algo nos ha movido. En todos hay un brote de inconformismo, muchas grandes ideas que se están madurando que tienen que ser compartidas y mucha energía para compartir vivencias, conocimiento y transmitir espíritu de crítica que nos libere.
Yo, en mi misma, me considero todo eso. Ahora solo falta canalizar energías, estructurar pensamientos, construir, paso a paso, una estrategia de trabajo y de vida que me haga disfrutar de la educación y de mi misma.
Y con las vacaciones y el sueldo me nutriré de experiencias nuevas conociendo otras culturas, viendo otros horizontes que me inspiren y me llenen de energía renovadora que le de brillo a mi gran tesoro.
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